FICHA   ARTÍSTICA

por Juan Martínez Alcalde, cronista de las Glorias de Sevilla.

PATRIMONIO: el paso procesional:

Magnífico conjunto salido de los talleres de Salas y Vázquez, entre 1959 (crestería) y 1960 (respiraderos), viéndose en la calle ya acabado en 1961.

Respiraderos de airoso diseño, línea neobarroca. Sin duda por influjo vecinal, su estilo recuerda ligeramente al de la Virgen del Rosario. Aún se nota más el influjo en las cabecitas de querubines agrupadas entre rayos que coronan los ángulos de la parihuela. Allí figuran también estas frases marianas: “Auxilio de los Cristianos”, “Salud de los Enfermos”, “Consuelo de los Afligidos” y “Refugio de los Pecadores”. En cada paño de respiraderos hay dos cabecitas angelicales y una cartela central, cuyos motivos se reparten así:  Escudo del Carmelo (frente), Anagrama Mariano (trasera), Escudo de España e insignias abaciales de San Gil (laterales). Flores y frutas enriquecen su galana ornamentación. Los calados de la hojarasca son amplios, para facilitar la adecuada ventilación, durante la época tan calurosa de su salida procesional. Ocho ángeles exentos, con escapularios metálicos en sus manos, obra del escultor Buiza, enriquecían su galana ornamentación, pero por estar demasiados expuestos a roces o quebraduras, se quitaron de allí, colocando seis de estos ángeles sobre los arbotantes delanteros de la peana.

 

Crestería a juego, centrada por cuatro conchas o veneras.

 

Cuatro sinuosos candelabros de seis luces, adquiridos en 1959 a la Cofradía Macarena, aunque ya hubo un primer intento de comprarlos en 1945. Son obra con gran belleza de dibujo, que no dejan de recordar  en algunos aspectos (valentía de traza, formato expansivo hacia fuera, tallo más alto con forma de “sacacorcho”, contraste entre zonas lisas y protuberancias de talla, ciertas ligeras asimetrías) a los de Todos los Santos. Estos candelabros se usaron hasta 1957 en el paso de la Virgen del Rosario, pero también fueron utilizados hasta el año 1954  en el misterio de la Sentencia. En un principio podrían identificarse con los que el tallista José de la Peña y Ojeda se comprometió a realizar en 1882 para dicha advocación del Rosario. No obstante, habida cuenta del trastrueque que hubo con los candelabros del misterio pasionista y que éste también sacó otro juego distinto (parecido a los de los pasos de las Siete Palabras, Tres Caídas de San Isidoro y Encarnación de los Terceros), ahora mismo no podríamos precisar la cuestión con exactitud, debiendo adoptarse las debidas cautelas y reservas, ya que también podrían deberse al tallista José Gil en 1910.

 

Peana en talla dorada, planta triangular, con escabel central y tres arbotantes, debida a Salvador Domínguez Gordillo. Recuerda vagamente a la de Omnium Sanctorum en su planta triangular y en la figura del ángel mancebo que recoge por detrás el manto de la Señora. Ha sido restaurada para la efemérides del centenario (2005), en que también se realizaron los nuevos faldones, de brocado blanco con dibujo rameados en seda amarilla dorada. Con respecto al ángel mancebo, se sabe que fue restaurado por José Joaquín Rodríguez Pérez, en el período que va desde 1995 a enero 2000 (acta 187, 13 febrero 2000), y de nuevo en 2009 por José Romero Benítez.

 

Jarras de metal plateado, casa Villarreal, 1979.

 

Ocho guardabrisas sueltas, dispuestas en los entrantes formados por la crestería.

 

Curiosísimo que los faldones dispongan de unos pequeños ganchos, para replegarlos con comodidad sobre el filo de la parihuela cuando el calor convierte en algo casi heroico el esfuerzo de los costaleros, momento en el cual también entran en acción los abanicos de las vecinas, para airear generosamente tan irrespirable ámbito.

 

En la procesión de 2006 ha vuelto a variarse la colocación de los ángeles, dejando solamente cuatro de ellos, sujetos al basamento de los candelabros.