Poco podíamos imaginar hace dos años, cuando regalamos a la pregonera nuestro escapulario, que tendríamos que esperar tanto para verla en el atril, y menos aún que la veríamos con él en la mano, dedicándole a nuestra Titular un capítulo tan extenso como bello rematado por un magnífico soneto.
La frase «dar para recibir» pocas veces se ha visto tan colmada como ayer, cuando la Pregonera nos hizo ese magnífico e inmerecido regalo.
Gracias, Rosa, de corazón, en nombre de todos los carmelitas de San Gil.
Carmen de San Gil
Real, Ilustre y Fervorosa Hermandad y Cofradía de Nuestra Señora del Carmen